Amanece sobre Bormio, cargamos gasolina. 1,32. Las diferencias por estos lares,
puede oscilar entre 20 y 30 céntimos. Son las 4,30 h. Y ya amaneció en los
picos, es una luz ténue, clara, silenciosa y fresca. He de confesar que subir al
Stelvio.
Me producía un cosquilleo de curiosidad por ver donde estaba su
fama.
Y pronto empezamos la remontada entre mansiones de madera y
balcones de flores Todo armonía celestial. La rampa promete y los radios de las
primeras curvas invitan a calentar. Y empieza el espéctaculo, que se repite y
golpea la visión. Torrenteras que caen del cielo. Directamente de las cumbres
nevadas y acongoja la sensación de subir y subir. Vuelta tras vuelta. Es como
ser espectador de primera, en una ópera emocionante. Paramos, y hacemos fotos. Y
queremos dejar constancia que estamos aquí.
Motos y mas motos. Cientos de
motos, miles de moto... De todo el mundo suben a este santuario. Ahora empiezo a
entenderlo. La carretera, las curvas, los escenarios que se te van abriendo
hacia el cielo de las rocas. El sonido de tantas bestias mecanicas pastando en
los mejores campos de batalla. Y la gente saluda con la mano, con el pié, con
los dedos. Todos están viviendo una experiencia única, Si a la competición.
Jerez o Assen Son las catedrales del mundo. El Stelvio lo es para el
mototurismo. El ambiente en la cumbre es formidable. Es como el parador de
Tejeda. O el Portillo en nuestra tierra. Pero a lo bestia. Esa sensación de
haber coronado, de formar parte de una comunidad afortunada que se gradua con
medalla Stelvio
Descendemos por el lado de Suiza. Como bajar a la Aldea
por el Carrizal de Tejeda.
Tan solo abajo. Los valles, nos trasmiten esa paz
sublime de la armonia Alpina.
Entramos en Suiza y aqui. Hay que afinar el
mango. Un cartel de 50 km hora es para cumplirlo. Uno de 30 igual. Y la gente
responde como obligados por la cordura de no tener que encontrarte con el
desagradable sablazo, que tienes que pagar sobre la marcha. O te requisan la
moto.
Encontrar donde comer "Barato" solo es cuestión de seguir la
contraseña del motorista. Alli donde huela bien, y hallan miles aparcadas. No
falla la intuición.
Por supuesto hablamos de comer ligero. Mínimo 15/20€. La
fábrica de la cerveza Forst. Con pantallas gigantes para seguir la carrera.
Pronto partimos a la siguiente propina. El passo del Rombo.
Joder..!
Remontada en los mismos escenarios, que por mas detalles que
quiera darles. Solo son de armonia natural y celestial. Como es posible que
existan estos paisajes..
El paso del Rombo. Es una escalera de cien peldaños.
Que da vueltas entre pinares y atraviesa la roca con tuneles y peldaños. Pero
que nunca sabes cuando vas a llegar arriba. Cada vez que levantas la vista hacia
el cielo. Sigues viendo peldaños y roca. Increible su belleza. Te mete entre
paredes verticales y cumbres escondidas. Para que sigas soñando.
He de
puntualizar. Que estamos saltando entre los tres anfitriones de las Dolomitas
Alpinas. Austria. Suiza e Italia se reparten esta belleza contínua.
Yo sigo
descontando. Vamos por tres puertos y quedan 15. Dios..! Que brutalidad de
placer esconden estas montañas. La entrada a nuestra ciudad dormitorio.
Inmsbruck. Es un pasaje en descenso. Como si estuvieramos esquiando en una
competicion de saltos alpinos. Las motos perfectas, huelen a potaje casero. Esto
de andar por casa, las sacuden y excitan emocionalmente..
Un paseo por el
casco Antiguo, cuidado y con curiosa arquitectura de antiguos edificios, Nos
recuerdan la cultura cívica de la Europa clásica.. A descansar que amanece
pronto. Mirando a traves de la ventana del hotel céntrico. Veo otros edificios
con espacios de vegetacion. Y levanto la vista arriba tras la ventana vertical,
el Dios Alpino imponente con barbas blancas y nariz afilada.
Me invita a
subir de nuevo...
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